Los principios de la enseñanza trilógica en las escuelas del Trilogy Institute
Si usted, que ya pasó por varias escuelas, ahora supiera que el aprendizaje no depende tanto de las horas dedicadas al estudio de aquella materia o de la cantidad de cursos pagos para alcanzar los conocimientos, entonces, podría elegir diferentes actitudes: 1) Quedarse enojado al percibir el tiempo y el dinero perdidos y negar lo que está leyendo; 2) Escoger y aprovechar los descubrimientos de la ciencia trilógica para obtener finalmente el conocimiento deseado.
Quien ama, aprende, quien envidia no entiende
La verdad y el verdadero conocimiento están dentro de la persona como lo mostró Sócrates al decir: “Conócete a ti mismo”. El psicoanalista, filósofo y científico social Norberto Keppe explica esta afirmación en su libro El Origen de la Sanidad (pág. 87) diciendo que “todo el conocimiento viene del ser”. De manera que nadie puede enseñar a nadie, sino solo despertar lo que el individuo ya sabe. El conocimiento solo puede aparecer a través de la vida psíquica, y la enseñanza solo tendrá validez si está de acuerdo con la realidad.
El conocimiento depende del grado de aceptación del estudiante, que es un acto de amor y engloba todo: aceptar al profesor, los colegas, la vida, las artes, pues en el fondo la aceptación de los elementos exteriores refleja la aceptación de los elementos internos (el ser). En esta cuestión es especialmente interesante analizar la relación de la persona con los padres, pues de la misma manera que ella los acepta o rechaza, como generalmente sucede, ella va a aceptar o rechazar a los profesores, amigos, superiores e, consecuentemente, el propio conocimiento. El proceso pedagógico terapéutico trilógico lleva al individuo a concientizar ese rechazo, que en el fondo él hace a sí mismo llevándolo a mejorar en las relaciones, en el estudio, en el trabajo y en la vida en general.
El aprendizaje depende del interior del individuo
Cuando la persona dice que no entiende algo es porque no está aceptando ese conocimiento y el contacto adecuado con su propio interior. Norberto Keppe escribe en su libro “El Origen de las Enfermedades” (pág. 35) que la persona solo entiende lo que le es transmitido si deja la envidia de lado, y eso es una elección que la persona hace. Por otro lado, cuando acepta el conocimiento se siente realizada y como si ya supiera anteriormente, sin necesidad que alguien le enseñara. Motivo por el cual los alumnos, al estudiar los textos terapéuticos trilógicos en el Trilogy Institute, comentan que de alguna manera ya sabían aquello, pues esos textos están de acuerdo con la vida interior del alumno, que es bondad, belleza y verdad. Eso muestra que el ser humano lleva en si el conocimiento infuso.
Quien invierte no enseña
La enseñanza tradicional ha partido de la idea invertida de que la persona no sabe nada; por lo tanto, intenta poner elementos del mundo exterior en el interior del individuo. La raíz de esa intención se encuentra en la filosofía del inglés John Locke, quien afirmaba que la mente del ser humano era como una “tabla rasa”, una hoja en blanco, donde los conocimientos iban siendo impresos. Lo peor es que en las escuelas y en las universidades los alumnos tienen que memorizar una serie de temas para pasar las pruebas, siendo aún muchas de esas enseñanzas equivocadas.
Enseñanza Terapéutica Vs Enseñanza Tradicional
En la enseñanza tradicional el individuo es llevado a mostrar una máscara a la sociedad y no ver como es él realmente. Las formas usadas son la memorización, la sugestión y la persuasión, que llevan la persona a una terrible simulación, que después agravará las neurosis. La censura a la visión de los propios problemas es la dificultad básica del ser humano. Ya el equilibrio de la persona depende del grado de concientización que ella tiene. Para verificar si una persona o una escuela está concientizando o censurando, bastan las siguientes señales:
En la concientización hay:
1) Entusiasmo. 2) Realización. 3) Alegría.
4) Conversación. 5) Audacia.
En la censura hay:
1) Miedo. 2) Estancamiento. 3) Tristeza.
4) Silencio. 5) Cobardía.
de inglés, francés y finlandés del Trilogy Institute
Artículo publicado en el Periódico STOP edición 89
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