Artículo publicado en el Periódico STOP edición 82
Claudia Bernhardt de Sousa Pacheco
Extracto del libro La curación por la conciencia, pág., 127
Existen básicamente dos reacciones patológicas que el individuo puede adoptar frente a la consciencia (percepción de la realidad): la de miedo, la de rabia, y/o ambas, lo cual origina los cuadros neuróticos, psicóticos y de enfermedades orgánicas, a través del estrés generado por la tensión constante.
El conocimiento de los errores y de los problemas es visto por el ser humano como un gran peligro y amenaza.
Frente a la visión de un error, o cuando siente envidia, los llamados individuos más depresivos reaccionan con miedo, tienden a la fuga de diversas maneras. Generalmente son omisos e inactivos.
Otro grupo es el de los paranoides que frente a la consciencia de una frustración, o cuando tienen envidia, reaccionan con rabia, agrediendo, odiando, luchando.
Un tercer grupo serian los que mezclan los dos tipos de reacción: lucha y fuga.
Se sabe que tanto la reacción de miedo, como la de rabia y odio, son actitudes que la persona puede o no adoptar frente a la consciencia. Es claro que el humilde, el receptivo, acata la verdad sin reaccionar, beneficiándose psicológicamente y preservando su físico de enfermedades innecesarias, prolongando su vida y viviendo mejor.
Tanto a rabia como el miedo desencadenan automáticamente una reacción hormonal en el organismo, lo cual se realiza en un nivel frecuentemente fuera de la percepción de la persona.
La rabia es la responsable de la liberación de noradrenalina y adrenalina en el torrente sanguíneo. El miedo, a su vez, provoca la secreción de acetilcolina y adrenalina.
Se sabe que nuestro organismo está apto a absorber descargas periódicas de esas hormonas, así como las glándulas, que trabajan bajo su estimulación, secretan nuevas hormonas en una cadena armoniosa.
Pero, si inyectamos constantemente esas hormonas en nuestra sangre, en poco tiempo nuestro organismo entrará en colapso (estrés). Es lo que ocurre con las personas que están siempre con miedo, rabia y envidia, sin tener muchas veces percepción de eso.
(…)La humanidad ya se habituó a huir de la percepción de sí misma a través de las distracciones más diversas, — lecturas, paseos, vicios, sexo, dinero, poder. Los mecanismos de fuga son usados para inconscientizar las emociones, y con tanto éxito, que muchos ni siquiera imaginan lo enfermos que están psíquicamente.
(…). La lucha que emprendemos contra la consciencia es tan fuerte que gastamos toda nuestra energía en intentar inútilmente destruirla. La tensión generada por la lucha nos lleva al estrés, lo cual, comprobadamente causa las enfermedades más variadas.
(…)Por lo tanto, el primer paso para la curación es la concientización de las emociones de envidia, rabia y miedo. El segundo paso, percibir por qué de esas actitudes, que pertenecen al campo de la voluntad. O sea, la envidia, la rabia y el miedo son actitudes, son reacciones, que podemos o no adoptar frente a una conciencia.
Cuanto más hipócritas, más teománicos seamos más veremos en la verdad un mal, reaccionando contra ella (mecanismo de Inversión). Cuanto más humildes seamos, desistiendo de esa pretensión de ser “dioses” y aceptando nuestras fallas y nuestra enorme envidia a la belleza, al bien, y a la realidad, más aceptaremos la consciencia que tenemos en nuestro interior las veinticuatro horas al día.
Los psicoanalistas formados en el método psicoanalítico de Norberto Keppe dan atención en sesiones individuales y de grupo para adultos, adolescentes y niños.
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contato@trilogiaanalitica.org
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