Artículo publicado en el Periódico STOP edición 85
Cláudia Bernhardt de Souza Pacheco,
Libro A Cura pela Consciência, pág. 34
A través de la Trilogía Analítica, pienso que logré explicar la causa de la alteración neuro-hormonal, más específicamente el mecanismo psicológico del estrés – mal que asola prácticamente a toda a humanidad.
Existen básicamente, dos reacciones patológicas que el individuo puede adoptar frente a la consciencia: la de miedo, la de rabia, o ambas, lo cual da origen a los cuadros neuróticos y psicóticos y a las enfermedades orgánicas, a través del estrés generado por la tensión constante. El conocimiento de los errores y de los problemas es visto por el ser humano como un gran peligro y amenaza.
Frente a la visión de un error, o cuando sienten envidia, los llamados individuos más depresivos reaccionan con miedo, tienden a la fuga de las formas más diversas. Generalmente son omisos, inactivos. Otro grupo es el de los paranoides que, frente a la consciencia de una frustración, o cuando tienen envidia, reaccionan con rabia, agrediendo, odiando, luchando. Un tercer grupo serían los que mezclan los dos tipos de reacción: lucha y fuga.
Es sabido que tanto la reacción de miedo, como la de rabia, odio, son actitudes que la persona puede adoptar o no frente a la consciencia. Es claro que el humilde, el receptivo, acata la verdad sin reaccionar, beneficiándose psicológicamente y preservándose de enfermedades innecesarias, prolongando su vida y viviendo mejor.
Tanto la rabia como el miedo desencadenan automáticamente una reacción hormonal en el organismo, lo cual se realiza en un nivel frecuentemente fuera de la percepción de la persona.
La rabia es la responsable de la liberación de noradrenalina y adrenalina en el torrente sanguíneo. El miedo, a su vez, provoca la secreción de acetilcolina y adrenalina.
Se sabe que nuestro organismo es apto para absorber descargas periódicas de esas hormonas, así como las glándulas, que trabajan bajo su estimulo, secretan nuevas hormonas en una cadena armoniosa.
Pero, si inyectamos constantemente esas hormonas en nuestra sangre, en poco tiempo nuestro organismo entrará en colapso (estrés). Y esto es lo que ocurre con las personas que están siempre con miedo, o rabia y envidia, sin tener muchas veces percepción de eso.
¿El lector podrá imaginar la enorme cantidad de desarreglos hormonales, metabólicos, funcionales, disfunciones del sistema inmunológico, y enfermedades que pueden resultar de eso? (1) Otra actitud desencadenante de secreciones hormonales es la búsqueda de la fantasía: sea ella sexual o no, pero excitante de cualquier forma.
Las personas muy voraces por “vivir la vida intensamente”, o sea, en la teomanía, tienen un ritmo vital muy acelerado, esforzándose para realizar su imaginación. Sus mentes son verdaderas fábricas de fantasía de todo tipo, realizando una auto estimulación mental, causando también la secreción de hormonas.
La humanidad ya se habituó a huir de la percepción de sí misma a través de las más diversas distracciones, lecturas, paseos, vicios, sexo, dinero, poder. Los mecanismos de fuga son usados para inconscientizar las emociones y con tanto éxito, que muchos ni siquiera imaginan cuan enfermos están psíquicamente. Mucha excitación y euforia también pueden causar estrés. Exigen un desgaste tremendo de energías, pues la megalomanía lleva a la persona a vivir “intensamente”.
Tanto Walther B. Cannon como Hans Selye, fisiólogo y endocrinólogo, estudiaron minuciosamente esos procesos y sistemas, mostrando en sus notables trabajos la forma como los sistemas emocional, nervioso y endócrino interactúan con las emociones de ira y miedo.
Cannon se concentró en la descripción de las respuestas inmediatas del organismo a esos estímulos y Hans Selye, en el “síndrome de adaptación general”, incluí, además de las reacciones de emergencia inmediata de Cannon, los ajustes de larga duración provocados por estrés prolongado.
(1) Los últimos descubrimientos de la Medicina comprueban la relación directa entre el cáncer y el desequilibrio del sistema inmunológico
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