Las enfermedades bucales y las emociones

Las enfermedades bucales y las emociones

 

Artículo publicado en el Periódico STOP edición 81

Heloísa Coelho y Marcia Sgrinhelli, Cirujanas-dentistas con orientación psicosomática

Durante 31 años de experiencia clínica internacional, hemos comprobado que las emociones negativas no concientizadas generan enfermedades bucales. La rabia, la envidia y el miedo desequilibran el funcionamiento de las glándulas salivares. La búsqueda de fantasías, la ansiedad, la angustia, la arrogancia y la teomanía, también perjudican el sistema inmunológico.

Todo lo que escondemos de nosotros mismos acaba por ser revelado en nuestro cuerpo, él forma una unidad inseparable, energética, con lo que llamamos “alma”. Todo lo que escondemos de nosotros mismos acaba por ser revelado en nuestro cuerpo, él forma una unidad inseparable energética, con lo que llamamos “alma”. (Pacheco, C. – De Ojo en la Salud).

Nuestra boca revela un poco nuestro interior

Los más rabiosos tienen tendencia a formar caries dentales y gingivitis. El nivel de censura determina el grado de enfermedad del ser humano. Por tanto, los que censuran mucho pueden tener grandes caries y si no son tratadas, pueden necesitar de tratamiento de conductos. Los que se resisten a la visión de sus propios errores y desean enmascarar cualquier problema que tengan, pueden presentar mal aliento.

Los que tienen más censura, un exagerado perfeccionismo e idealización presentan bruxismo (rechinar y/o apretar los dientes) y pueden también tener graves problemas en trastornos de la articulación temporomandibular (ATM).

Para que la persona sepa lo que ella está haciendo con su interior, basta ver lo que sucede en su exterior; el portador de bruxismo rechina los dientes frente a la verdad, en una actitud de negar o distorsionar o desfigurar la realidad (destrucción del Ser). Además de eso, pueden tener alguna actividad para funcional (roer uñas, uso exagerado de goma de mascar y masticar alimentos muy duros).

Los afectados tienen inseguridad afectiva, desadaptados socialmente y que poseen ellos tienen el deseo inconsciente de destruir los dientes (envidia) tienen el hábito de consumir en exceso ácidos (gaseosas tipo cola, vinagre, limón etc.).

Esos ácidos causan erosión en el esmalte dental; si son consumidos junto con alimentos muy duros causan abrasión en los dientes, desgastándolos aún más. Los ancianos que son más inactivos, y tienen impulsos de envidia y odio, pueden sufrir de neuralgia del trigémino.

Hasta los huesos de la cara son influenciados por la psique y las actitudes del individuo, que determinan la armonía o la desarmonía del crecimiento óseo. Así, los más voluntariosos y prepotentes pueden desarrollar prognatismo (la mandíbula crece demasiado, dejando la quijada prominente).

Los que son ansiosos, inseguros, dependientes, los que enferman cuando tienen que asumir responsabilidades, inmaduros, autodestructivos y rechazan se niegan a sentir sus dolores psicológicos, es común que tengan aftas (estomatitis aftosa), cuya incidencia es dos veces mayor en el sexo femenino. Los niños que tienen muchos celos (envidia) de un hermano menor podrán tener estomatitis.

Los muy miedosos tienen tendencia a presentar problemas periodontales más serios, como pérdida ósea con la consecuente movilidad dentaria. Los que tienen problema de ética podrán presentar perdidas óseas mayores, al punto de comprometer una o más raíces.

Los muy miedosos tienen tendencia a presentar problemas periodontales más serios, como pérdida ósea con consecuente movilidad dental. Los que tienen problema de ética podrán presentar perdidas óseas mayores, al punto de comprometer una o más raíces.

Toda actitud viene de nuestra psique

Los que no quieren tratar con su suciedad interior – problemas, actitudes neuróticas, que están carcomiendo lo que tienen de perfecto en su Ser – no cepillan bien los dientes. Ya los perfeccionistas, con tendencia a la compulsión, que no quieren ver ninguna suciedad (error, imperfección) en su interior, cepillan sus dientes con mucha fuerza, desgastando el esmalte dental y causando retracción gingival.

La búsqueda del placer lleva a las enfermedades físicas

Keppe revela, a través de sus descubrimientos psicoanalíticos, que o grado de equilibrio y de bienestar es proporcionalmente opuesto a la búsqueda de placer que el individuo hace. En otras palabras – el apego al sensorialismo no deja de ser una destrucción al propio cuerpo. Así, los que ingieren con mucha frecuencia carbohidratos refinados en el intento de compensar sus problemas afectivos, acaban adquiriendo caries dentales, obesidad etc. Aquellos que fuman –comienzan en el vicio por creer que eso va a mejorar su bienestar; y acaban perjudicando su salud, pudiendo tener enfermedad periodontal, problemas pulmonares etc.

Tanto el consumo exagerado de azúcar blanco como o cigarrillo son buscados con la intención de huir o aliviar las tensiones y angustias.

“La angustia proviene de la alteración, inversión y negación al sentimiento; es el “esfuerzo” para eliminarlo de nuestras vidas. Y, como sentimiento es amor (pues el odio, la ira, la envidia constituyen su negación) intentamos así acabar con nuestro bien.”
(Keppe, N.- La Liberación)

Artículos del Periódico STOP 81:

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