Artículo publicado en el Periódico STOP edición 76
Norberto R. Keppe,
Extracto del libro La Nueva Física de la Metafísica Desinvertida, pág. 94
Tenemos que admitir que la orientación de la genética moderna tomó un rumbo extremamente peligroso; por ejemplo: desarrollando una filosofía de vida pesimista (determinista) sobre la perentoriedad de algunas enfermedades, como el mal de Huntington (degeneración del sistema nervioso), el mismo Sida, la fibrosis quística, los problemas de homosexualidad en general, y principalmente los males mentales (esquizofrenia, epilepsia y psicosis maniaco — depresiva). Ese rumbo fue creado por René Descartes en el siglo XVII quien dio la idea de la sustancia dupla (cuerpo y alma) independientes, y cada una con sus propias leyes — no habiendo percibido que se trata de una sola sustancia, predominando la de mayor energía.
Lo que alimenta realmente al individuo en toda su extensión son los buenos sentimientos e ideas, que realizan la transformación sustancial.
Ellos necesitan urgentemente renunciar a la idea de que los alimentos son los que generan toda la energía que sostiene al organismo: 1) porque constituyen elementos químicos, inferiores a la vida, 2) y ellos mismos son productos del sistema energético que da origen a su existencia. La hipótesis de la doble espiral de Watson y Crick muestra la existencia de dos aspectos irrefutables: 1) la energética en la dirección de todo el movimiento genético, y 2) la necesidad de la combinación de dos elementos siempre de la misma especie para tener vida.
El cerebro tiene una forma redondeada apta para recibir el influjo energético que viene del exterior, siendo la glándula pineal (colocada exactamente en el centro) la que recibe esta fuerza, teniendo aún la finalidad de expandirla también al organismo y al mundo exterior — en forma de simbiosis entre él y la naturaleza. Es por este motivo que todo movimiento fundamental es circular debido a su origen vibratorio, determinando después los otros tipos de cambios siempre en esa misma disposición.
La enfermedad en sí (sea cual sea) ejerce fuerte atracción a su poseedor, como si fuese un verdadero bien; es la cuestión de la hélice invertida, cuyo movimiento contrario aporta un “sentimiento de realización” difícil de entender. ¿Cómo es posible que nos guste lo que nos perjudica? Pero, este hecho entró hasta en el genotipo del ser humano, con todas sus terribles consecuencias; sería como si hiciese parte de la existencia, dirigiéndola en todos sus movimientos posteriores.
Pero existe un pormenor esencial: así como los genes patológicos fueron construidos por la actitud invertida, podrán ser corregidos con un comportamiento normal, existiendo incluso la elaboración de nuevos genes para traer el organismo a la normalidad. Después de la fecundación el óvulo se divide y se re divide formando cromosomas siempre pares, y separándose en Norte y Sur — exactamente como ocurre en el proceso magnético. Lo más importante es que el cromosoma es formado por el DNA, con su doble espiral, más el sistema químico; de manera que la construcción del embrión y de cualquier ser vivo es oriunda del sistema energético fundamental.
El protón y el electrón son dos aspectos de un mismo fenómeno (que una vez aparece como protón y otra como electrón), del mismo modo que el imán, en el que un extremo es positivo y el otro negativo; si ponemos un pez en la brasa o la brasa en el pez él se asará del mismo modo. Es muy fácil observar que tanto el vegetal como el animal son conformaciones derivadas de la energética: la manera que las raíces, tronco y copas se disponen constituye una estructura perfecta de las fuerzas que los forman. Es justamente en el campo de la genética donde ocurre la mayor fusión de elementos físicos con los energéticos.
Puedo decir con toda seguridad que si no hubiera introducción de la energía sana, constantemente en las células y principalmente en el DNA, la humanidad se convertirá en poco tiempo en un grupo enorme de monstruos — brujas y Frankenstein, como bien hablan las historias; la propia enfermedad ya es un indicativo de ese estado de cosas. De cualquier modo, el rumbo que tomó la genética moderna se volvió una peculiaridad que pasará como las otros — y la ciencia se verá obligada a retornar al elemento psicosomático, con predominancia del energético (psicológico).
Lectura sugerida
La Nueva Física de la Metafísica Desinvertida
Los descubrimientos de La Física son fundamentales para que haya conocimientos no sólo de La Biología (con su Genética), sino principalmente de La Psicología. Sin embargo, todos esos tres campos científicos se inspiraron en La Metafísica de Aristóteles (que el autor de este libro viene estudiando hace cuarenta y ocho años) al creer que su estructura básica está invertida y por ello condujo a las ciencias hacia idéntico rumbo.
Norberto R. Keppe muestra aquí La necessidad de unir esos tres sectores (Física, Biología y Psicología) para que se pueda entenderlos enteramente, desde que son complementares y al mismo tiempo interdependientes entre sí.
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