En 1977 el mundo conoce una revelación científica muy importante. El psicoanalista Norberto Keppe descubre que el ser humano no sufre por un “inconsciente” portador de instintos naturales de muerte, sino que sufre de una INVERSIÓN PSÍQUICA, la cual ha causado prácticamente todos sus problemas.
¿Qué significa eso? Voy a intentar explicarlo. Desde el nacimiento, el ser humano tiene una “percepción” invertida del mundo.
Ve las cosas “patas arriba” y su cerebro desinvierte las imágenes automáticamente de los objetos captados por su visión. Pero, algo ocurrió con el mecanismo de la desinversión de la realidad abstracta, no captada por los cinco sentidos. Desde el nacimiento tenemos la tendencia de “percibir” el Bien como Mal y el Mal como Bien, solo que, en este caso, extrañamente, nuestra mente no siempre desinvierte esa percepción.
Por ejemplo, el niño lucha para no dormir y llora y grita cuando quiere algo. Muerde el seno que lo alimenta y agrede a los padres que lo mantienen vivo. Destruye los juguetes que más quiere y maltrata a los animales y a otros niños. Actúa solamente a nivel sensorial como si fuera un animalito.
A medida que el ser humano crece conserva la ley del egoísmo y la frustración es sentida como la muerte. Quiere todo para él. Miente para conseguir lo que quiere, y si la verdad aparece se siente agredido, limitado por la vida de los instintos y de los placeres de los cinco sentidos.
Con el tiempo, y con las enseñanzas de las leyes sociales y de la moral, el individuo es condicionado a reprimir sus impulsos egocéntricos para minimizar los conflictos en la sociedad.
Infelizmente esa represión, por cierto, cada día más débil en la educación infantil y juvenil, no es suficiente para garantizar el equilibrio psicosocial en la vida adulta. Privar al ser humano de conductas placenteras, sin concientizarlo del motivo de esa necesidad, como también de las ventajas de esa frustración puede agravar el problema, esconderlo por algún tiempo para volver a manifestarse después con mayor fuerza.
Este es el motivo por el cual muchos adultos que hoy dirigen la sociedad, y que un día fueron niños no concientizados, permanezcan invertidos detrás de una buena máscara, haciendo uso de bienes públicos y planetarios como juegos para satisfacer su egoísmo irracional.
Ejemplos de esa ceguera invertida son: El ser humano al servicio del dinero y no viceversa. Sacar energía de la materia consumiendo todos los recursos naturales. Practicar una medicina organicista y no psicosomática. Ver el trabajo como fuente de estrés y ver felicidad en el ocio y en la dispersión. Decir la verdad es ofensivo y ser hipócrita, señal de gran gentileza…
El instituto Keppe & Pacheco de Ciencia y Tecnología y la futura Facultad Trilógica Keppe y Pacheco tienen como misión utilizar todos los recursos posibles terapéuticos y pedagógicos para promover la desinversión individual y social y así, viabilizar el crecimiento de la humanidad de forma sustentable.
Cláudia Bernhardt de Souza Pacheco,
Psicoanalista y escritora, Presidente del Instituto Keppe & Pacheco de Ciencia y Tecnología.
Artículo publicado en el Periódico STOP edición 90
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