Artículo publicado en el Periódico STOP edición 84
Claudia Bernhardt de Souza Pacheco
Extracto del libro La Curación por la Consciencia, pág. 34
El funcionamiento de nuestro cuerpo se realiza a través de la obediencia a las ordenes emitidas por nuestro cerebro.
El cerebro, a su vez, no pode ser considerado como una masa gris, bien organizada, que funciona por sí solamente, enviando órdenes al cuerpo y a la mente. Todo lo que nuestro cerebro registra y todo lo que de él sale es emanado de nuestra vida psíquica (el espíritu o alma) *.
Por ejemplo: no son nuestras hormonas las que nos hacen sentir rabia o miedo, pero si las emociones de rabia y miedo, frente a algún hecho, las que provocan en ciertas regiones del cerebro reacciones que van a producir la secreción de hormonas específicas.
De la misma forma, el amor: cuando aceptamos nuestro sentimiento genuino, que es el afecto, todo nuestro cuerpo funciona en armonía, permitiendo que la sangre fluya normalmente por las venas, que el corazón lata a voluntad, que nuestros órganos funcionen bien, que nuestros músculos se muevan con toda su potencia y flexibilidad y que nuestra inteligencia, percepción, memoria etc., actúen con toda su capacidad.
Nuestro cerebro es una pequeña máquina, increíblemente perfecta, la cual dirige todas nuestras actividades y funciona en perfecta armonía con nuestra vida psíquica.
Nosotros no somos la suma de alma y cuerpo. Nosotros somos cuerpo y alma en una sustancia única y originalmente inmortal. Fue una actitud psíquica voluntariosa — de ir contra el conocimiento, la realidad (Deus) —que provoco una caída en nuestra naturaleza, volviéndonos seres mortales
(aunque provisionalmente) y enfermos física e psíquicamente.
Es por este motivo que la persona que más niega el conocimiento, más se enferma y más rápido muere.
Hasta hoy, la Medicina solo ha descubierto el funcionamiento de talvez del 3% de nuestro cerebro. Y cuanto más avanzan los conocimientos de la filosofía, de la neurología y de la neuropsiquiatría, se comprueba cada vez más la estrecha relación entre nuestra vida emocional y nuestro cuerpo. La tendencia médica, no obstante, es la de hacer un abordaje “somato psíquico” y no psicosomática de nuestra salud y enfermedad.
Keppe vino a comprobar, con su metodología científica, que la mente no solo tiene el control absoluto sobre los procesos orgánicos saludables como también sobre los patológicos.
Todo esto fue posible gracias a los excelentes resultados obtenidos, no gran número de tratamientos de problemas físicos sim el uso de ningún medicamento.
Durante mucho tiempo se creyó que la regulación del comportamiento y en especial, l del comportamiento emocional estarían en dependencia total del cerebro. Actualmente ya se sabe que eso no es verdad.
Se sabe, sin embargo, de la existencia de “centros” relacionados al comportamiento, que ocupan zonas bastante grandes no solo del córtex cerebral sino también de varios centros subcorticales, como tronco encefálico, hipotálamo, tálamo, área pre-frontal (iso córtex o neo córtex) y sistema límbico.
Siendo así, las áreas cerebrales más implicadas son el telencéfalo y el diencéfalo, aunque no se pueda considerar el funcionamiento cerebral en áreas aisladas o paradas, sino en circuitos que pueden envolver áreas muy distantes.
Importantes relaciones ocurren en la regulación de las actividades de la hipófisis (glándula maestra) del sistema nervioso autónomo y, a través de este, de las actividades viscerales: las diversas manifestaciones como la salivación, sudoración, dilatación pupilar, modificaciones del ritmo cardíaco y respiratorio, llanto, erección pilosa, alteración de la presión arterial, y más típicamente los ejemplos clásicos de úlceras gástricas y duodenales (ver ilustración al lado).
* Muchos autores distinguen alma de espíritu y de actividades psíquicas. En realidad, la ciencia psicopatológica actualmente considera todo eso como una unidad.
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